Office y las herramientas de corrección ortográfica
Presentí desde el principio que habría altercados con el Libres Libros de esta semana.
Y así fue.
Ayer por la noche conversando con Simitrio, él me comentó el esmero con que había editado y hecho acomodar los elementos en la página que me asignó. Previamente y por la tarde del día anterior, le había enviado el material para la edición de ese número, y enfatizado ‘que no le corran encima el corrector ortográfico’.
Esto por la sencilla razón de que la Microsoft y su office están peleados con todo lo que no se escriba como ellos quieren que se escriba. Ya al comenzar a fuerza querían que Valeriano se cambiara por valeriana, y que Pierio se trocara por un Piero, o un ‘pero’ rotundo, e inútil.
No sé a ciencia cierta si fué un error mío o el corrector que me jugó una mala pasada, todos los ‘Hieroglyphica’ que aparecen en el texto se preservaron intactos, tal cual. Pero el título apareció como un innegable e inescondible ‘Hierogliphyca’, y así se publicó.
Me dí de topes contra la pared, revisé ese texto no menos de seis veces y de corridito, de arriba a abajo, de pe a pa, y maldita sea la gracia, el título apareció como apareció.
Me siento feliz por el trabajo magnífico de edición y diseño que lleva a cabo Simitrio con su equipo de diseñadores y creadores gráficos.
Pero hoy no me quedé con las ganas y corregí mi error, si bien tardíamente y en el blog del Libres Libros.
Sólo a punta de trancazos se aprende, y más tarde inhabilitaré el mentado corrector ortográfico.
No me sirve para nada.